El pacifismo
Otra característica distintiva de la Reforma Radical fue su opción por el pacifismo. Al referirse a la alternativa cristiana a la no violencia, Driver hace un repaso a la historia y las diferentes manifestaciones hacia el poder y la violencia. Menciona la protesta monástica de quienes se retiraron al desierto como forma de oponerse a la Iglesia oficial; la guerra justa que fue justificada por el cristianismo mediante los escritos de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. También Calvino, agregamos, adhiere a la idea de que, bajo ciertas circunstancias, es posible acceder a una resistencia activa. Por supuesto, cita el constantinismo, la alianza entre el poder político y el poder eclesiástico. Luego se refiere a las varias alternativas y tentaciones que tuvo que enfrentar Jesús: herodianos, saduceos, esenios, fariseos y zelotes. Pero Jesús tomó la alternativa de un Reino con valores diferentes a los de este mundo. Además, Jesús asume un papel mesiánico radicalmente diferente al que esperaban los judíos. Identifica su mesianismo con el Siervo Sufriente de Isaías. “El camino mesiánico que tomó Jesús representa en verdad la alternativa divina a la violencia de sus enemigos. A este Jesús, crucificado, Dios le ha resucitado y le ha hecho Señor y Cristo (Hechos 2:32, 36). Dios hace Señor al crucificado.”1 Para Driver, el camino de la cruz es el que debe transitar la Iglesia que sigue sus pasos. “La cruz de Cristo es la estrategia de Dios para responder a sus enemigos, venciéndoles con el amor.”2 A modo de síntesis, Driver cuestiona el modo en que el cristianismo histórico, tanto en su vertiente católica romana como protestante, ha hecho silencio sobre esta visión del significado de la cruz de Cristo. Y agrega:
Desde el siglo IV se ha venido pensado que la violencia es justificable, y aun necesaria, en la Iglesia. Por lo tanto, esta manera de comprender la muerte de Jesús que cuestiona tan frontalmente las prácticas violentas de los cristianos estaba destinada a caer en el abandono. Otras imágenes para comprender la cruz fueron enfatizadas, e incluso en algunos casos deformadas, de modo que la muerte de Jesús podía ser comprendida en forma totalmente “ortodoxa” sin cuestionar radicalmente las enemistades que separaban a la humanidad y a las violencias con que esta situación de alienación humana se ha perpetuado.3
La implicación es clara y contundente: seguir a Jesús es transitar el camino de la cruz y seguir a Jesús radicalmente es rechazar toda forma de violencia y pronunciarse a favor de la no violencia, según nos enseñó el Maestro: “bienaventurados los trabajan por la paz.”
Fragmento de Teologías de la reforma, cap. 3: La Reforma Radical: Teología revolucionaria y comunitaria, pp. 95-96.
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1 El Evangelio: mensaje de paz, p. 64
2 Ibid., po. 80
3 Ibid., pp. 81, 82