Misión integral en contextos de pobreza
–Esteban Voth–
En un momento de mucha tensión e incertidumbre Jesucristo pronunció las siguientes palabras: “A los pobres siempre los tendrán con ustedes, y podrán ayudarlos cuando quieran; pero a mí no me van a tener siempre” (Mc 14.7).
El tema que nos convoca es el fundamento bíblico para la misión integral en un contexto de pobreza. A pesar de que la literatura abunda sobre este tema, no sobra la praxis de la misión integral; por tanto, nos vemos inmersos en una realidad que requiere una constante revisión de nuestras ideas y sugerencias. La iglesia evangélica hoy día invierte mucho más esfuerzo en el desarrollo de la espiritualidad individual, en la búsqueda de un estilo de adoración más genuino, en grupos musicales que atraigan a la juventud y en un sin fin de métodos de estudio bíblico y evangelización; surge la pregunta de si la gente “religiosa” se preocupa en absoluto por su responsabilidad para con los pobres.
Regresemos a las palabras de Jesucristo. Las mismas fueron dichas en el momento en que unas personas indignadas cuestionaron a la mujer que había ungido a Jesús en Betania con un perfume muy caro. Estas palabras se han interpretado de muchas maneras y, a mi entender, no satisfactoriamente. Por esto, a continuación examinaremos algunas de estas interpretaciones con el propósito de introducirnos en el problema de descubrir las bases bíblicas para una misión integral.
Una de las interpretaciones más populares de la citada frase de Jesucristo sugiere que hay que resignarse al hecho que los pobres siempre existirán y que no se puede hacer nada. Se descontextualiza la declaración de Jesús para legitimar una actitud pasiva e irresponsable frente a la realidad de la pobreza. Uno tiene derecho a hacer caso omiso de la situación de los pobres, ya que Jesús insinuó que nada se podía hacer.
Otra interpretación que acompaña de cerca a la anterior sugiere que, de alguna manera, la declaración de Jesús señala que la pobreza ha sido predeterminada por la divinidad. Por tanto, si la pobreza ha sido “predestinada”, una vez más se puede justificar la falta de compromiso con la cruda realidad de la pobreza. Esta interpretación le permite al cristiano cerrar los ojos ante el sufrimiento de millones de personas y continuar su peregrinaje espiritual por otros caminos.
Hendriksen ofrece una interpretación un tanto diferente. Afirma que no se trata de que el Maestro estaba despreocupado por la condición de los pobres, sino de que estaba por desaparecer la oportunidad de mostrar amor y honra hacia él, puesto que se encontraba en un estado de humillación. Ya se aproximaban los eventos de Getsemaní, Gabatá y Gólgota. Lo que había hecho la mujer estaba muy bien; había sido una obra hermosa.
. . .
Quisiera sugerir que cada una de estas interpretaciones ha hecho caso omiso del contexto desde el cual Jesús dice sus palabras. Es importante discernir desde qué lugar Jesús hace esta declaración y cuál es su cosmovisión al hacerla.
Un repaso del momento en el que Jesús se encuentra muestra que este encuentro entre Jesús y la mujer que lo unge con el perfume caro se da entre dos situaciones clave en la vida de Jesús. En Marcos 14:1 leemos que los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley buscaban, con artimañas y con malicia, la manera de arrestar a Jesús. Luego, al final de esta sección, en los vs. 10 y 11 nos enteramos de la traición de Judas. Entre estas dos situaciones se produce este encuentro, que marca un contraste tremendo. En medio de tanta malicia y traición desleal, que incluye irónicamente el traspaso de dinero, está la actitud de amor y devoción de la mujer. Este amor, devoción y honra se expresan a través de un acto de tremenda generosidad. La mujer no escatima nada. Ofrece todo a aquél que en verdad se identificó con los pobres y que, si se quiere, fue pobre por excelencia. En este sentido es necesario notar que las palabras de Jesús, en mi opinión, son una cita directa de Deuteronomio 15.11: “Gente pobre en esta tierra, siempre la habrá”. Pero esta es solamente la primera parte del versículo, que continúa diciendo: “Por eso te ordeno que seas generoso con tus hermanos hebreos y con los pobres y necesitados de tu tierra”.
Fragmento de “Misión integral y pobreza” (CLADE IV), pp. 73-76.